El 28 de abril hablamos con Josep-Maria Gili, investigador del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), sobre los diarios de campaña oceanográficos, un formato especial de divulgación. Josep-Maria ha realizado proyectos de divulgación y educación como el de El Mar a Fondo y, actualmente, se encuentra organizando otro proyecto con escuelas.
En el año 2000, Josep-Maria se fue por segunda vez a la Antártida durante tres meses y medio. Por aquel entonces, su hija era pequeña, por lo que se le ocurrió intentar establecer un diálogo con la escuela. “Hacíamos llamadas telefónicas una vez a la semana, cada día o cada dos o tres días. De este modo, mi hija iba contenta al colegio porque sabía que allí tendría noticias de su padre”.
Este fue el germen del primer diario de campaña a nivel oceanográfico en línea y marcó la pauta de los que vendrían después. Hoy esta práctica divulgativa es más común, pero en su día fue una apuesta por algo que no se había hecho antes.
Una vía complementaria de comunicación científica
Estos diarios de campaña son los relatos en línea de la investigación realizados por los propios investigadores y en ellos se relata lo que los científicos hacen, cómo lo hacen y los objetivos que persiguen mientras el proyecto está en marcha. Pero no solo explican lo que investigan, sino también su entorno, pues, como comenta Josep-Maria, “somos científicos, somos observadores. Mostrar el entorno que te rodea demuestra que no piensas solo en lo tuyo. Esto resulta imprescindible en el ámbito de las ciencias naturales”.
Mientras que las noticias sobre investigación llegan al público una vez se han obtenido los resultados, y con un tratamiento previo de la información, en los diarios lo importante no son los resultados per se, sino el proceso y que lo dan a conocer los propios investigadores.
Explicar cómo se lleva a cabo una campaña es precisamente lo que, según el investigador, humaniza el trabajo de los científicos, ya que es en esta narración donde pueden explicar sus problemas del día a día y los procesos que siguen en su trabajo:
“Con los diarios explicas lo inmediato. Nos permiten mostrar en directo la ciencia de nuestra investigación a la sociedad, sin intermediarios. Sería como la ciencia en borrador. Son pequeñas historias, narradas desde la experiencia y a través de las emociones del científico que las elabora, algo que creo firmemente que ayuda a crear interés por la ciencia”, declara el investigador.
En este sentido, estos diarios son instrumentos que han cambiado la forma de acercar la ciencia y la figura del científico a la sociedad, a la que hay que transmitirle las investigaciones que se llevan a cabo en ciencia, pues muchas provienen de fondos públicos.
“Desde la Antártida realizamos una entrevista en directo para explicar lo que hacíamos teniendo en cuenta las temáticas que le interesaban al público, que pudo realizar sus preguntas a través de una web. Esto también fomentó el trabajo en equipo, ya que había algunas preguntas que yo no podía explicar porque se salían de mi campo”, explica el investigador.
Según comenta, también fue relevante poder explicar el por qué de la campaña antártica: “el eterno dilema con los viajes a la Antártida se debía a su alto coste monetario. ¿Por qué nos vamos tan lejos cuando hay grandes problemas ambientales en el Atlántico o el Mediterráneo? Existe un doble componente que lo explica. Por un lado, para el científico es un reto ir a lo desconocido y aprender. Por otro lado, también es una ventaja ir a sitios como la Antártida ya que, al ser uno de los ecosistemas más prístinos que hay en el planeta, es un punto de referencia para saber si los ecosistemas que estudiamos han llegado a su estado actual a través de un proceso natural o de uno antropogénico. Esta clase de referentes nos ayudan a conocer mejor lo que tenemos cerca”.
Componente educativo de los diarios de campaña
Con estudiantes de bachillerato realizaron un proyecto en catalán que se llevó el segundo premio del European e-learning award, y demostró, por tanto, que este tipo de proyectos funcionaba y llegaba a la sociedad. El proyecto consistió en el estudio de la vida en el hielo marino antártico.
“Me comprometí a recoger el hielo que hacía falta para el experimento. Parar el barco en una campaña no es nada trivial, pero el jefe de campaña estaba comprometido con el proyecto y pudimos hacerlo. Sembramos el hielo en las placas de cultivo que trajimos de Barcelona y vimos el crecimiento bacteriano en las placas. Les hacía fotos y las mandaba a la escuela, para que así los chicos siguieran el experimento en línea. De este modo, observaron cómo a diferentes temperaturas la vida bacteriana, la vida inerte que había dentro del hielo marino, revivía y proliferaba”.
Este tipo de iniciativas divulgativas les permitieron dar respuesta a las preguntas de la sociedad, lo que resultó en una colaboración directa. Estos diarios les ofrecieron la posibilidad de probar diferentes formas y opciones de comunicarse directamente con los usuarios.
El caso de la esponja Chupa Chups
Un ejemplo que refleja la importancia que tiene también el propio proceso de una investigación fue el trabajo realizado con unas esponjas a las que denominaron las esponjas Chupa Chups por su parecido con la piruleta. Este gesto buscaba humanizar y acercar la investigación al público. Cogieron algunas de estas esponjas y les hicieron fotos junto a los dulces y todo este proceso quedó recogido y explicado en línea.
Al cabo de un año, cuando analizaron las muestras, se dieron cuenta de que la especie no tenía nombre y estaba mal clasificada. Josep-Maria pidió permiso a la empresa propietaria de Chupa Chups para poder bautizar así a la especie. Gracias al trabajo realizado día a día, la investigación había tenido toda una repercusión mediática y la empresa accedió a dejarles utilizar el nombre.
La publicación de la investigación contó con esta dedicatoria: “Para todos los niños del mundo, sobre todo para los nuestros, que nos dejan hacer lo que hacemos y que por muy lejos que estemos siempre nos acordamos de ellos”.
El diario de esta campaña antártica se encuentra disponible en Digital.CSIC.
Comunicación directa entre la sociedad y los científicos
Mientras están en campaña, los medios principales con los que poder comunicarse con los científicos han cambiado a lo largo de los años, si bien siguen prefiriendo los correos electrónicos, ya que les permiten contestar cuando pueden.
Esta filosofía de explicar la ciencia ha dado lugar a libros y a propuestas didácticas. Los propios diarios se depositan en Internet, de forma que cualquier persona interesada puede consultarlos.
A modo de conclusión, Josep-Maria añade que “sí que hacemos, de algún modo, algo extraordinario, pero nuestro día a día es muy ordinario y esta manera de mostrarlo ha gustado mucho”.
Lydia Gallego Barco / Comunicación y Divulgación CSIC Cataluña

