La noche transforma los espacios. En la ciudad, las luces de los taxis iluminan las calles desiertas, mientras que en los laboratorios de un sincrotrón, los haces de rayos X interfieren con muestras. Noche en la Tierra (1991), la película de Jim Jarmusch, retrata una serie de encuentros nocturnos en distintas ciudades del mundo, explorando la soledad, el azar y la conexión humana en esas horas donde todo parece suspendido. De manera análoga, el trabajo en las líneas de luz de una instalación como el sincrotrón ALBA ofrece una experiencia singular; mientras el mundo duerme, los científicos viven su propia travesía nocturna, midiendo muestras, registrando datos y enfrentando la incertidumbre de cada experimento.
El sincrotrón ALBA, ubicado en Cerdanyola del Vallès, es una de las grandes instalaciones científicas de España. Genera luz de sincrotrón mediante la aceleración de electrones a velocidades relativistas. Estos electrones, al ser desviados por imanes dipolares en un anillo de almacenamiento, emiten radiación electromagnética altamente brillante en un amplio espectro, desde el infrarrojo hasta los rayos X duros. Esta radiación se dirige hacia diversas líneas de luz especializadas, como NCD-SWEET, diseñada para técnicas como la dispersión de rayos X de ángulo pequeño con incidencia rasante (GIWAXS). Gracias a un régimen de operación ininterrumpido, el trabajo nocturno en ALBA permite un aprovechamiento máximo del haz, asegurando una recolección eficiente de datos y evitando interrupciones en los experimentos.
En mi grupo de trabajo, mi compañera A. C. envió una propuesta para realizar medidas en el sincrotrón. Nos asignaron el fin de semana y, juntos, trabajamos en el turno nocturno en la NCD-SWEET. Mientras algunas medidas se ejecutaban de manera automatizada, tuve tiempo para recorrer el anillo externo del sincrotrón y observar las estaciones de trabajo de las diferentes líneas de luz. Me sorprendió la diversidad de usuarios en cada una. A diferencia de Noche en la Tierra, aquí no hace falta viajar grandes distancias para vivir una experiencia internacional; en cada estación, científicos y científicas de distintas partes del mundo colaboran en experimentos con la luz de sincrotrón. No pude evitar imaginar una película inspirada en esta realidad: cinco cortos en cada línea del sincrotrón que no solo mostraran la ciencia, sino también las dinámicas laborales y las relaciones personales entre los investigadores.
No obstante, a menudo el cine se centra en los científicos y científicas más estelares. En los últimos años han surgido varios biopics de algunos de ellos: Marie Curie (2016), Oppenheimer (2023), La teoría del todo (2014) sobre Stephen Hawking, The Imitation Game (2014) sobre Alan Turing, Ágora (2009) sobre Hipatia de Alejandría, entre otros. En lugar de grandes producciones con historias edulcoradas de célebres investigadores del pasado, la propuesta que aquí planteo es diferente: contar historias más realistas sobre los científicos anónimos y los desafíos a los que se enfrentan día a día en laboratorios, entre experimentos y largas jornadas de trabajo. También habría espacio para lo personal, porque los científicos también son humanos. Deben compaginar, en las breves 24 horas del día, la exigencia de una ciencia de excelencia con una vida social sana; una tarea casi imposible.
Más allá del cine de biografías científicas, el CSIC ha tenido en los últimos años una breve presencia en la pequeña pantalla. Su sede central fue utilizada como escenario para la serie La Casa de Papel, de Netflix, con un éxito internacional. Recientemente, las instalaciones de ALBA fueron rodeadas por camiones de una productora interesada en usarlas como escenario para una serie o película. Espero que no se trate de ciencia ficción. Los científicos y las instalaciones son algo más que un simple decorado. Dentro de esos grandes centros, hay historias, vidas y dificultades que merecen ser contadas.
A. C. y yo apuramos la última hora de haz en la línea. Es lunes, y a las 7:00 de la mañana apagarán el haz para que el personal técnico realice las tareas de mantenimiento. Recogemos los equipos, las muestras y nos enviamos los datos a nuestros servidores. Cada uno busca la mejor manera de regresar a casa. Como cada lunes, la congestión de la ciudad se hace evidente: autobuses, trenes y metros abarrotados en el área metropolitana de Barcelona. Siento una extraña transición entre dos mundos, de la quietud nocturna del ALBA al caos bullicioso de la ciudad. Volver a casa desde ALBA en transporte público es otra historia que no tiene cabida en este artículo, pues no es de carácter científico. Más bien, podría tratarse de una película de terror.
Daniel Martín Jiménez / ICMAB-CSIC
Nota: El Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) participa en el proyecto liderado por el sincrotrón ALBA, InCAEM, perteneciente al programa Planes Complementarios, impulsado y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación junto con la Generalitat de Catalunya, con el objetivo de generar una instalación para medidas correlativas e in situ en materiales avanzados para la energía.

Vista aérea Sincrotrón ALBA / Wikipedia

Fotograma «Noche en la Tierra» (1991)