Un estudio con participación del CSIC halla el que podría ser uno de los primeros enterramientos islámicos en la actual Siria. Se trata de las tumbas de dos personas, un hombre y una mujer, que debieron formar parte de los primeros grupos musulmanes que se desplazaron a Siria, procedentes de la península arábiga o del Sinaí.

Un estudio realizado por un equipo internacional aporta nuevos conocimientos sobre el primer periodo islámico en la actual Siria. Los científicos han identificado el que podría ser uno de los primeros enterramientos islámicos en la zona, que correspondería a los siglos VII-VIII. Se trata de las tumbas de un hombre y una mujer, que no eran del lugar, según revela el estudio de ADN antiguo. Su comparación con genomas actuales y antiguos indica que estas personas posiblemente formaban parte de los primeros musulmanes que habían llegado al campo sirio, que podrían haber procedido de la península arábiga o del Sinaí.

Los resultados de este trabajo multidisciplinar, que combina los datos arqueológicos e históricos con el estudio de restos biológicos mediante análisis de ADN antiguo, los isótopos y el análisis de carbono 14, se acaban de publicar en la revista Communications Biology.

«Durante 2009 y 2010, nuestras excavaciones en el yacimiento de Tell Qarassa, en la actual Siria, descubrieron una serie de enterramientos. Por el contexto del yacimiento, suponíamos que todos eran neolíticos – con unos 10.500 años de antigüedad-«, explica Juan José Ibáñez, investigador de la Institución de Investigación en Humanidades Milá y Fontanals del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IMF-CSIC), que dirigió las excavaciones. Estas excavaciones formaban parte de una campaña hispano-francesa que integraba a estudiantes sirios. Las investigaciones se llevaron a cabo con el permiso de la Dirección General de Antigüedades y Museos (DGAM) de la República Árabe de Siria y bajo su constante coordinación. Poco después de estas excavaciones, comenzó la guerra civil siria en marzo de 2011 que continúa hasta hoy.

«Con el objetivo de estudiar los primeros grupos agrícolas de la región, sometimos los restos de 14 humanos a un análisis de ADN antiguo», explica la arqueogenetista Cristina Valdiosera, de la Universidad de Burgos, que coordinó el estudio. Y continúa: «Sólo dos individuos de las capas superiores del yacimiento dieron resultados positivos y éstos procedían de enterramientos que suponíamos que pertenecían a un periodo prehistórico posterior. Tras la datación por radiocarbono quedó claro que teníamos algo inesperado y especial».

Los enterramientos databan de la época omeya, a finales del siglo VII y principios del VIII (el segundo califato). A la luz de estas fechas sorprendentemente recientes, una reevaluación del estilo de los enterramientos mostró que eran coherentes con las primeras prácticas funerarias musulmanas.

Los cuerpos, explica Juan José Ibañez, “habían sido depositados longitudinalmente y alineados hacia la Meca; un ritual muy diferente de los enterramientos neolíticos, en los que los fallecidos eran depositados en posición fetal”.

“Era imposible precisar su contexto sin las fechas de radiocarbono, ya que no se conocían asentamientos o enterramientos musulmanes en la zona y el propio yacimiento sólo se conocía como un lugar prehistórico”, apunta Juan José Ibañez. “De hecho, el asentamiento más cercano en la actualidad es de una comunidad drusa no asociada al islam”.

Análisis de ADN antiguo

«Los resultados genómicos también fueron sorprendentes, ya que los dos individuos parecían genéticamente diferentes de la mayoría de los levantinos antiguos o modernos. Los grupos más parecidos -aunque no idénticos- de la actualidad son los beduinos y los saudíes, lo que apunta a una posible conexión con la Península Arábiga», describe Megha Srigyan, bióloga evolutiva que realizó el análisis de los datos en la Universidad de Uppsala (Suecia).

El genetista de poblaciones Torsten Günther, de la Universidad de Uppsala, también coordinador del estudio, añade: «La mayor parte de nuestras pruebas son indirectas, pero los distintos tipos de datos apuntan a que este hombre y esta mujer pertenecían a grupos transitorios alejados de su hogar, lo que sugiere directamente la presencia de los primeros musulmanes en el campo sirio».

El equipo también buscó secuencias de ADN pertenecientes a patógenos conocidos en un intento de investigar la causa de la muerte. Megha Srigyan afirma: «Sabemos de brotes de peste documentados históricamente en esta época. Desgraciadamente, no encontramos rastros convincentes de ningún patógeno. Habría sido un paso interesante para entender por qué fueron enterrados de esta manera y en este lugar».

Cristina Valdiosera apunta que «es extraordinario que con el estudio de sólo dos individuos hayamos podido descubrir una pequeña pero notable pieza del colosal rompecabezas que constituye la historia del Levante». El análisis de un hombre y una mujer aportó pruebas de la llegada de nuevas prácticas culturales/religiosas al Levante.

Torsten Günther concluye: «En este caso concreto, no había forma de llegar a una conclusión sin combinar los datos arqueológicos, históricos y bioarqueológicos (es decir, el ADN, los isótopos y el análisis de C14), ya que cada uno de ellos aportaba pistas esenciales, lo que pone de manifiesto la importancia de un enfoque multidisciplinar.» Los restos humanos recuperados en Qarassa, así como el resto del material arqueológico, fueron depositados en el Museo Arqueológico de Sweida (Siria) y, desde ese momento, están bajo la responsabilidad de la DGAM siria, según su normativa.

Oriente Próximo es bien conocido como una región con una historia rica y fascinante que abarca una amplia gama de etnias, culturas y prácticas religiosas. Una gran parte de esta historia diversa y dinámica se conoce a través de los registros históricos, la impresionante cultura material y los yacimientos arqueológicos de la región. Sin embargo, los restos biológicos de las excavaciones arqueológicas eran, hasta hace poco, más difíciles de recuperar debido a la mala conservación de los materiales orgánicos en entornos difíciles.

Desde no hace mucho, las nuevas tecnologías, con mayor capacidad de analizar el material degradado, han cambiado esta situación y los relatos desde la prehistoria hasta la historia han florecido, enriqueciendo el conocimiento sobre esta región en la encrucijada entre tres continentes.

Artículo de referencia:

Bioarchaeological evidence of one of the earliest Islamic burials in the Levant. COMMUNICATIONS BIOLOGY | (2022) 5:554 | https://doi.org/10.1038/s42003-022-03508-4 https://www.nature.com/articles/s42003-022-03508-4

Instituto de Análisis Económico (IAE)

Mapa con la localización de Tell Qarassa, en el Sur de Siria. A la derecha, restos de la persona (syr005), hallados durante la excavación en Tell Qarassa (Foto de Jonathan Santana).