El 26 de abril hablamos con Millán Mozota de la Institución Milá y Fontanals (IMF-CSIC) sobre las tareas que realiza como divulgador científico. Actualmente coordina el proyecto #ProtagonizaDOS, financiado por la FECYT y el Ministerio de Ciencia e Innovación.

La ciencia y su público 

Millán comienza matizando que en lugar de hablar de ciencia para “el gran público” es mejor hablar de “ciencia para toda la sociedad, ya que al decir ‘gran público’ parece que nos estemos refiriendo a la corriente principal de la sociedad, al ciudadano tipo, y hasta cierto punto, esto puede hacer más fácil olvidar a aquellos que se encuentran en los márgenes de la sociedad. Este matiz obliga a hacer el esfuerzo de recordar que la divulgación tiene que ser para todos y para todas y que normalmente no lo es”.

De hecho, la mayor parte de las actividades divulgativas tienen un público muy concreto y hay algunos colectivos que no tienen tantas oportunidades.

Para Millán es importante que la ciencia llegue a toda la sociedad por dos razones principales: “en primer lugar, por una cuestión ética, porque hacemos ciencia con dinero público, por lo que la investigación tiene que llegar a todos. En segundo lugar, hay un motivo de interés por parte de los investigadores, ya que al final es la sociedad la que decide si en el futuro habrá ciencia. La sociedad puede hacer tres cosas: entender la ciencia y apoyarla, pasar o estar en contra. Y la primera sólo puede fomentarse a través de la divulgación o de la comunicación social de la ciencia, no existen otras herramientas”.

También comenta otras razones, quizá más “secundarias”, entre las que están el despertar vocaciones en los jóvenes al acercarlos a la ciencia a través de la divulgación, y la de sacar a los científicos de la torre de cristal en la que a veces se encuentran. La divulgación les puede venir bien para tomar contacto con la sociedad y la realidad social.

Cómo puede divulgarse la ciencia

En primer lugar, Millán cree que hay que intentar ser lo más accesibles e inclusivos posible y después investigar, probar e innovar con los distintos formatos. Lo más importante es hacer que la información llegue y pensar en las herramientas que pueden utilizarse para que la divulgación llegue a toda la sociedad.

Hay gente que por sí misma no se acerca a la ciencia, ante lo cual Millán se plantea, “¿por qué entonces hacemos actividades solo para los que ya están interesados? Sin olvidar a ese colectivo, también hay que mirar más allá, pues ese aparente desinterés no siempre se debe a que no les guste la ciencia, sino que nunca han tenido la oportunidad de acceder a esas actividades. Mientras que para el deporte o el ocio sí reciben más ofertas, en el ámbito científico no ocurre así. Por ejemplo, no suelen plantearse actividades de divulgación que incluyan a migrantes recién llegados, a la tercera edad o al pueblo gitano”.

Formatos para divulgar

En referencia a las distintas opciones que utilizan para divulgar ciencia Millán nos cuenta que “nos gusta hacer de todo: divulgación escrita en formato libro, revista, divulgafichas, etc., pero lo que nos roba el corazón es el contacto directo que, combinado con todo lo demás, tiene mucho potencial para llegar y hacer que el mensaje sea significativo para la otra parte y lo hagan suyo”.

A la hora de organizar actividades, Millán y los investigadores con los que trabaja, también aprovechan otras acciones que los grupos estén llevando a cabo en ese momento, como pueden ser talleres de cerámica, que pueden convertir en un taller de cerámica de la Prehistoria. “Si consigues que se interesen hasta el punto de que lo hagan suyo, la actividad que en un principio planteaste puede originar otras que se les ocurran a ellos mismos, precisamente porque están ilusionados con lo que están haciendo”.

Las dinámicas y la adaptación al formato virtual durante la pandemia

Millán y su grupo han aprendido que hay una serie de pasos que hay que dar para hacer divulgación y uno muy importante es el de generar un ambiente de confianza mutua en el que los participantes vean a los científicos como personas como otra cualquiera. Es a partir de ahí de donde surge la colaboración y con ella se puede comunicar con mucha más facilidad. “Para crear ese ambiente tú no puedes estar por encima, sino que tienes que ser uno más, tienen que ver que te interesas por sus cosas. Después de todo, es un intercambio entre iguales”.

Las dinámicas que llevan a cabo han requerido de todo un proceso que han desarrollado a base de ensayo y error con el que han ido aprendiendo. “Contamos, por ejemplo, con expertos, como una psicopedagoga, que se dedicaba a recoger el feedback de los participantes”. 

De estas experiencias han aprendido que hay que ir poco a poco y generar ese ambiente de confianza mutua. Para ello, por ejemplo, organizan una primera actividad en la que se presentan, explican qué hacen y aprenden quiénes son las personas con las que van a trabajar.

Partiendo de esa base tienen el máximo respeto y entienden las diferentes idiosincrasias, creencias y costumbres de las personas participantes. “Cuando vas así, con esta actitud, las cosas suelen salir bien”, declara.

En referencia al formato virtual durante la pandemia de covid-19 nos comenta que la adaptación “nos resultó difícil, sobre todo porque para muchos de los colectivos con los que trabajamos la brecha digital es mayor: no tienen las herramientas, ni la economía o las facilidades que tenemos la mayoría. Por tanto, el esfuerzo de organizar las actividades de manera que resultaran útiles, ha sido mayor”.

Puntos de encuentro entre la ficción y la divulgación 

Millán destaca los diferentes objetivos que tienen la ficción y la divulgación, ya que mientras la ficción tiene un mayor impacto emocional, que puede incorporar actitudes y valores que sean beneficiosos para el pensamiento crítico y científico, los libros divulgativos, al tener como principal cometido la transmisión tanto de conocimientos, como de actitudes y de valores científicos, deja más espacio para contar la ciencia.

Divulgar como forma de combatir prejuicios 

Para Millán “la divulgación tiene un papel importante en la erradicación de estereotipos no basados en la ciencia”. Este es un tema que él y sus compañeros de la IMF-CSIC han tratado mucho en el caso de la mujer en la Prehistoria, un proyecto que inició Asunció Vila, y que continuaron Ariadna Nieto, Juan Gibaja, Deborah Zurro y él mismo. “A pesar de la gran cantidad de imágenes que hoy existen sobre el rol de la mujer en la Prehistoria, la información que tenemos documentada de las actividades según el género es escasísima hasta al menos el Neolítico o la primera Edad de los Metales. Esas imágenes creadas actualmente son estereotipos de la Edad Moderna”.

Y para finalizar… ¿Por qué divulgas?

“Me viene un poco de siempre. Siempre me gustó aprender, pero sobre todo contar lo aprendido y comunicarlo a los demás. Mientras estudiaba Periodismo hacía programas en la radio de barrio y cuando estaba en Historia formé parte de una asociación de arqueología en la que organizaba actividades. Y así hasta hoy, me sale natural. Cierras círculo cuando le cuentas lo que has aprendido a otra persona”.

Millán tiene una pequeña carrera en comunicación con el podcast Cero en cordura de cultura pop y su spin off en cugat.cat, Polifrikis, que trata sobre la actualidad en el mundo de la televisión, el cine y la literatura. También escribe en El neandertal tonto, ¡qué timo!, blog importante sobre paleoantropología.

Este año 2021 Millán Mozota ha sacado un par de publicaciones divulgativas, entre las que se encuentran Piedras, huesos y cerámicas. Tecnología y supervivencia, publicado junto a Miriam Cubas (UAH) en Despertaferro e Inclusive archaeology. Scientific outreach among ‘forgotten collectives’ in the streets of Barcelona (Spain), publicado con varios autores en Taylor & Francis Online.

Lydia Gallego Barco / Comunicación y Divulgación CSIC Cataluña

Revista Despertaferro sobre el Neolítico en Europa

Millán Mozota participa en este número de la revista Despertaferro junto a Miriam Cubas (UAH) con su artículo «Piedras, huesos y cerámicas. Tecnología y supervivencia».